“Una invención debe plantarse en el suelo fértil de una legislación favorable.
Cultivarse con esmero por parte de un buen profesional de las patentes.
Protegerse de las plagas de los imitadores por jueces especializados.
Y, finalmente, recoger sus frutos por empresas y organismos públicos, para disfrute de la sociedad.”
M. Illescas